El evento comenzó en horas de la noche con un ambiente especial cargado de gratitud y alabanza. Las palabras inaugurales estuvieron acompañadas por un tiempo de adoración y el conmovedor testimonio del hermano Emilio Montaño, quien, a pesar de enfrentar desafíos en su condición física, inspiró a todos al demostrar cómo Dios utiliza su vida para glorificar Su nombre.

El acto de graduación no solo marcó el cierre de un año de formación intensiva, sino que también dio inicio a una nueva etapa en la vida de los graduados. Equipados con conocimiento, fe y pasión, están listos para llevar el mensaje de salvación a diferentes rincones del mundo. Este evento reflejó el compromiso de la Iglesia del Movimiento Misionero Mundial con la obra evangelística y el discipulado, asegurando que más vidas sean alcanzadas para el reino de Dios.

La graduación 2025 no solo es un logro para los estudiantes, sino también un recordatorio de que el llamado a servir al Señor es un honor y una responsabilidad que transforma vidas.