En medio de este conflicto, la iglesia empezó a levantarse en oración y clamor desde las plazas y esquinas de cada ciudad, doblando rodillas y buscando la misericordia del Padre hacia nuestro país. Las plazas principales fueron los lugares estratégicos para proclamar que Bolivia es de Cristo. Muchas congregaciones, de distintas denominaciones salieron y salen durante todos los días de conflicto enfundadas con la bandera tricolor, la Palabra de Dios y con un corazón rendido, levantando manos santas sin iras ni contiendas.

Si bien los conflictos sociales y políticos continúan en nuestro país, la iglesia sigue en pie de batalla pidiendo paz en las ciudades. A raíz de la coyuntura que vive la nación, muchas personas están llegando a los pies de Cristo buscando refugio y se comienza a sentir un avivamiento y sed por la Palabra en las distintas regiones del país. Sabemos que Dios tiene el control de todo, a Él sea la gloria y la honra.